En conexión con la imperfectividad comunicada por el imperfecto, hay ciertos usos especiales que debemos comentar. En esta sección hablaremos de dos de ellos: el imperfecto onírico y el imperfecto de cortesía.
Examina el siguiente párrafo.
Esta noche tuve un sueño muy extraño. Estaba en una playa desierta y de repente aparecía un perro enorme de color negro. El perro empezaba a correr hacia mí y yo, muerta de miedo, intentaba correr, pero mis piernas estaban paralizadas. Al final, el perro se avalanzaba sobre mí y yo gritaba. Entonces, desperté y me di cuenta de que todo había sido sueño. Fue horrible.
¿Qué parte del párrafo anterior narra el sueño?
Esta noche tuve un sueño muy extraño. Estaba en una playa desierta y de repente aparecía un perro enorme de color negro. El perro empezaba a correr hacia mí y yo, muerta de miedo, intentaba correr, pero mis piernas estaban paralizadas. Al final, el perro se avalanzaba sobre mí y yo gritaba. Entonces, desperté y me di cuenta de que todo había sido sueño. Fue horrible.
Como ves, cuando contamos sueños, las expectativas sobre la perfectividad de acciones en el pasado quedan suspendidas. Si examinamos el párrafo anterior, cuando el hablante empieza a narrar su sueño, los verbos pasan inmediatamente al imperfecto. Si el hecho contado fuera un hecho real, el hablante hubiera dicho: "Estaba en una playa desierta y de repente apareció un perro enorme de color negro." El "estaba" marcaría la variedad continua del aspecto imperfectivo y "apareció" marcaría la variedad incoativa del pretérito. Es decir, hay una acción que continúa durante un tiempo y otra que se inicia y que interrumple la primera. Al tratarse de un sueño, sin embargo, estas expectativas se rompen. Todo está en el imperfecto. ¿Por qué? Ya que los sueños son irreales y y el imperfecto comunica falta de terminación o conclusión, el uso del imperfecto al narrar los sueños enfatiza la irrealidad de los mismos. De alguna manera, el uso del imperfecto marca el alejamiento de la realidad que caracteriza los sueños.
Algo similar ocurre con el imperfecto de cortesía. Examina la siguiente conversación:
Ana: Hola, Juan, ¿cómo estás?
Juan: Bien, Ana. ¿Qué tal?
Ana: Pues, bien también, gracias. Mira, te llamaba porque quería saber si me podrías prestar el manual de gramática española que sacaste de la biblioteca el otro día.
Ana llama a Juan y le dice que "te llamaba" y "quería" cuando, en realidad, está llamando en ese momento y quiere saber algo en este momento. Es decir, sería perfectamente posible decir: "Mira, te llamo porque quiero saber si me podrías prestar..." El uso del imperfecto, sin embargo, crea una distancia entre el momento presente y el escenario pintado por el hablante. Es casi como si presentara el "llamar" y el "querer" en un escenario ficticio que suaviza los requerimientos que se están haciendo. Es decir, el uso del imperfecto es más indirecto y por lo tanto más cortés.