Aunque no todas las gramáticas hacen un apartado especial para este tipo de "se", creemos que resulta útil analizarlo. El "se medio pasivo" forma una estructura que comparte características del "se pasivo" y del "se reflexivo".
Este tipo de "se" aparece en construcciones en las que la entidad que inicia la acción también recibe la acción, pero la acción verbal require, al mismo tiempo, una tercera entidad para que se realice y esta entidad no aparece en la oración--de ahí que comparta características con el "se pasivo", una estructura que elimina la información sobre el agente.
Examina la siguiente conversación entre Juan y su amiga Ana, que hablan por Skype:
Juan: Hola, Ana. ¿Qué tal?
Ana: ¡Muy bien! Oye, ¿qué tal por Perú? ¿Ya sabes cuándo vas a volver?
Juan: Sí, voy a regresar a Estados Unidos en un mes porque mi hermana se casa.
Ana: Vaya... creí que tu hermana ya estaba casada.
Juan: Sí, estaba casada, pero se divorció hace tres años de su primer esposo.
Fíjate que en casos como "casarse" o "divorciarse", la persona que inicia la acción--en este caso la hermana de Juan--sólo la inicia hasta cierto punto. Es decir, que es verdad que si la hermana se va a casar, ella inicia y recibe la acción, pero también es necesaria la acción de una pareja con la que casarse y, además, una tercera entidad que tampoco está presente en el contexto de forma explícita: un juez de paz, sacerdote, juez, etc. Es este tipo de estructuras que son denominadas medio-pasivas. El "se" es en parte reflexivo y en parte "se pasivo".
Se ve este tipo de estructura en verbos como "quemarse", "lastimarse", "casarse", "divorciarse" etc., ya que en todos ellos es necesaria la presencia de una entidad o evento que contribuye a que se desencadene la acción. Por ejemplo, si "Juan se quema", en cierta manera, Juan inicia y recibe la acción, pero también es verdad que algo más tiene que ocurrir--algún tipo de accidente--ya que Juan no va a iniciar la acción a propósito.