6.4 El Objeto Indirecto

De nuevo, como ya hemos mencionado, entre los elementos que interaccionan con los verbos para formar mensajes complejos tenemos el objeto o complemento indirecto. En las gramáticas tradicionales, se define el objeto indirecto como la entidad que recibe el beneficio o el perjuicio de la acción del verbo. Esta definición funciona muy bien en los casos en que el objeto indirecto aparece en compañía del objeto directo. En otros casos, como veremos, esta definición no resulta tan apta.

Examina la siguiente conversación y presta atención a los objetos indirectos (en verde).

Ana: Juan, ¿qué te parece si hacemos una fiesta para todos nuestros amigos este fin de semana?

Juan: ¡Me encanta la idea! ¿Vamos a cocinar o compramos pizza?

Ana: Podemos cocinarles paella y ensalada de lechuga y tomate.

Juan: Vale. También podemos pedirles que nos traigan el postre.

Ana: Perfecto. Dile a tu amigo Ernesto que traiga flan. ¡Me fascina!

De todos los objetos indirectos presentes en la conversación, sólo unos pocos (subrayados) reciben el beneficio o el perjuicio de la acción del verbo.

Ana: Juan, ¿qué te parece si hacemos una fiesta para todos nuestros amigos este fin de semana?

Juan: ¡Me encanta la idea! ¿Vamos a cocinar o compramos pizza?

Ana: Podemos cocinarles paella y ensalada de lechuga y tomate.

Juan: Vale. También podemos pedirles que nos traigan el postre.

Ana: Perfecto. Dile a tu amigo Ernesto que traiga flan. ¡Me fascina!

Todos los objetos indirectos subrayados reciben el beneficio o el perjuicio de la acción del verbo. En el caso de "podemos cocinarles paella", el "les" (los amigos) recibe el beneficio de cocinar la paella. En "pedirles que nos traigan postre", el "les" (los amigos) recibe la petición de traer postre y el "nos" recibe el beneficio de traer el postre.

En otros casos, sin embargo, no podemos decir que el objeto indirecto reciba nada. Por ejemplo, cuando Juan dice "Me encanta la idea" o Ana dice "Me fascina [el flan]", ni Juan ni Ana reciben ni beneficio ni perjuicio. En estos casos, debemos acudir a la definición ofrecida por la Real Academia de la Lengua, que asegura que el objeto indirecto designa al receptor, el destinatario, el experimentador, el beneficiario, y otros participantes en una acción, proceso o situación. Así, en "Me encanta la idea" o en "Me fascina", "me" marca un participante en el proceso de encantar la idea.

Hay dos categorías gramaticales que pueden desempeñar la función de objeto indirecto.

1. Pronombres

Ayer vi a Ana. Le regalaron un coche nuevo.

En este caso "le" desempeña la función de objeto indirecto. Se usa el pronombre en casos en que, por el contexto, queda claro a quién se refiere esa partícula.

Aquí tienes una lista de los pronombres de objeto indirecto:

Sujeto Objeto indirecto
(Yo) me
(tú) te
(él/ella/usted) le (se)
(nosotros) nos
(vosotros) os
(ellos/ellas/ustedes) les (se)

2. Grupos preposicionales ("a" + grupo nominal)

(Le) Regalaron a Ana un coche nuevo.

En casos en que se necesita introducir explícitamente el destinatario o experimentador de la acción, se usa la preposición "a" más la persona a la que va destinada la acción del verbo.

Es muy común en español ver el complemento indirecto duplicado en una oración, en cuyo caso encontramos tanto el pronombre como el grupo preposicional en la misma estructura oracional. Tal sería el caso arriba con "Le regalaron a Ana un coche nuevo". El objeto indirecto "a Ana" está duplicado en "le". Esta duplicación es opcional en algunos casos y obligatoria en otros.

Igual que ocurre con los objetos directos, la duplicación es obligatoria si el grupo preposicional se forma con los pronombres personales: mí, ti, él, ella, usted, nosotros/as, vosotros/as, ellos/as, ustedes.

Le regalaron a ella un coche nuevo/ *Regalaron a ella un coche nuevo.

Me dieron a mí el coche viejo./*Dieron a mí el coche viejo.

Como en el caso de los objetos directos, este tipo de estructura se utiliza cuando por razones de aclaración el hablante desea enfatizar quién es el objeto directo ("a mí" vs. "a ella", por ejemplo).

Finalmente, debemos hablar de un tipo especial de pronombre indirecto llamado dativo de interés. El dativo de interés se diferencia del objeto indirecto en que se puede omitir en la oración y el significado básico de la misma no cambia. El dativo de interés designa a una persona que tiene un interés en la acción, pero que ni recibe ni es experimentadora de la misma.

Examina la siguiente conversación:

Carmen: Hola, Juana. ¿Qué tal?

Juana: Pues muy bien, gracias. Estoy muy contenta porque se me casa mi nieta Rosana. ¿Y tú?

Carmen: Pues yo acabo de darle la merienda a mi nieta. Me comió todo el yogur y estoy muy contenta también.

¿Dónde están los pronombres de objeto indirecto? ¿Cuáles NO indican la persona que recibe algo ni es experimentadora de la acción del verbo?

 

Carmen: Hola, Juana. ¿Qué tal?

Juana: Pues muy bien, gracias. Estoy muy contenta porque se me casa mi nieta Rosana. ¿Y tú?

Carmen: Pues yo acabo de darle la merienda a mi nieta. Me comió todo el yogur y estoy muy contenta también.

Todas las partes en verde marcan objetos indirectos. Los pronombres subrayados indican los dativos de interés. Si examinamos la oración "Pues yo acabo de darle la merienda a mi nieta" vemos que en este caso "le" y "a mi nieta" marcan el objeto indirecto en sentido estricto, ya que "mi nieta" recibe el beneficio de dar la merienda. En "se me casa mi nieta", sin embargo, "me" no recibe nada de la acción de casarse. La nieta se casa. Podríamos eliminar "me" de la oración ("se casa mi nieta") y el sentido sería el mismo. No se perdería información indispensable. Lo que sí se perdería sería la indicación de interés personal o involucramiento emocional de la hablante en el casamiento. Ese "me" simplemente indica que la abuela de Rosana tiene un interés especial en la boda. Lo mismo ocurre con "me comió todo el yogur". En realidad, lo que está diciendo es que la nieta comió todo el yogur. Podríamos eliminar el "me" de la oración y no habría un cambio de significado ("comió todo el yogur"). Lo que sí se perdería es el interés que muestra la abuela en que su nieta comiera todo el yogur.


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